jueves, 30 de junio de 2011

Inventan inventan que algo va a quedar

Este es un texto dicho por García Marquez con motivo de un Congreso de Letras.


Imagínense un pueblo muy pequeño donde hay una señora vieja que tiene dos hijos, uno de 17 y una hija de 14. Está sirviéndoles el desayuno a sus hijos y se le advierte una expresión muy preocupada. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella responde: “No sé. Pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo”. El hijo se va a jugar al billar y, en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el adversario le dice: “Te apuesto un peso a que no la haces”. Todos se ríen; él se ríe. Tira la carambola y no la hace. Paga su peso y le preguntan: “Pero qué pasó, si era una carambola sencilla”. Contesta: “Es cierto; pero me ha quedado la preocupación de una cosa que me dijo mi mamá esta mañana sobre algo grave que va a suceder a este pueblo”. Todos se ríen de él y el que se ha ganado el peso regresa a su casa, donde está su mamá o una nieta o, en fin, cualquier pariente. Feliz con su peso, dice: “le gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla porque es un tonto”.

-¿Y por qué es un tonto?

Dice: ”Hombre, porque no pudo hacer una carambola sencillísima estorbado por la idea de que su mamá amaneció hoy con la certeza de que algo muy grave iba a suceder en este pueblo”. Entonces le dice su madre: “No te burles de los presentimientos de los viejos porque a veces pasan”.

La pariente lo oye y va a comprar carne. Ella dice al carnicero: “Véndame un kilo de carne”; y, en el momento en que se la está cortando agrega: “Mejor véndame dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar preparado”. El carnicero despacha su carne y, cuando llega otra señora a comprar un kilo de carne, le dice: “Lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y se están preparando y andan comprando cosas”. Entonces, la vieja responde: “Tengo varios hijos, mire, mejor déme cuatro kilos”. Se lleva los cuatro kilos; y para no hacer largo el cuento, les diré que el carnicero en media hora agota la carne, mata otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor.

Llega el momento en que todo el mundo, en el pueblo, está esperando que pase algo. Se paralizan las actividades y, de pronto a las dos de la tarde, hace calor como siempre. Alguien dice: ”¿Se ha dado cuenta el calor que está haciendo?”.

“¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor!”. (Tanto calor, que es el pueblo donde los músicos tenían instrumentos remendados con brea y tocaban siempre a la sombra porque, si tocaban al sol, se les caían los pedazos.)

“Sin embargo –dice uno- nunca a esta hora ha hecho tanto calor”.

“Pero a las dos de la tarde es cuando hay más calor.”

“Sí, pero no tanto calor como ahora”.

Al pueblo desierto, a la plaza desierta baja de pronto un pajarito y se corre la voz: “Hay un pajarito en la plaza”. Y viene todo el mundo, espantado, a ver el pajarito.

“Pero, señores, siempre ha habido pajaritos que bajan.”

“Sí, pero nunca a esta hora”.

Llega un momento de tal tensión para los habitantes del pueblo, que todos están desesperados por irse y no tienen el valor de hacerlo.

“Yo sí soy muy macho- grita uno- Yo me voy.”

Agarra sus muebles, sus hijos, sus animales, los mete en una carreta y atraviesa la calle central donde está el pobre pueblo viéndolo. Hasta el momento en que dicen: “Si éste se atreve a irse, pues nosotros también nos vamos”, y empiezan a desmantelar literalmente el pueblo. Se llevan las cosas, los animales, todo.

Y uno de los últimos que abandona el pueblo, dice: “Que no venga la desgracia a caer sobre lo que queda de nuestra casa”, y entonces la incendia y otros incendian también sus casas.

Huyen en un tremendo y verdadero pánico, como en un éxodo de guerra, y en medio de ellos va la señora que tuvo el presagio clamando: “Yo dije que algo muy grave iba a pasar, y me dijeron que estaba loca”.


Queda claro que cuando se inventa algo en forma continua y perseverantemente sucede que muchos lo creen y lo dan por cierto


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